lunes, 20 de agosto de 2007

EL GUERRERO ADALBERTO


Con paso cansino y su gran costal al hombro, el curtido guerrero con su calva cetrina marcada por miles de batallas y con la inclemencia del sol como marca registrada; necesitaba cambiar algunas cosas, tomar otro rumbo, un gran inconveniente personal lo obligaba a iniciar algo diferente... Esto significaba la mas dura de sus batallas, y no precisamente contra otro oponente o contra un ejercito, ganaría o perdería, eso no significaba mucho, pero su inconveniente en cuestión era un tema de índole personal, necesitaba superarlo en forma inmediata por dos grandes motivos; el primero sencillamente, su espíritu indomable y sus ganas de vivir y el segundo, el mas importante de su existencia, tomaba de su mano a su bella doncella, su hija Damaris, lo mejor que había hecho en su vida. La niña, de doce inviernos, le sonrió a su padre y le pregunto: ¿Donde vamos, padre, como va a ser nuestra nueva morada? Adalberto, fiel a su costumbre de no mentir, le manifestó a su amada hija: - Llego a mis oídos la generosidad y la rectitud de un gran mago y maestro de las artes de la guerra; tratare la posibilidad de dejarte para que tengas un futuro mejor y yo continuaré mi camino, y te prometo formalmente que cada vez que tenga oportunidad te iré a visitar.
Luego de algún tiempo al atravesar los peligrosos bosques de Onz, llegaron al lugar mágico, fueron recibidos por el guardián y por el Elfo azul, quienes escucharon atentamente su historia, al finalizar el guardián aparto al guerrero, y le confirmo que podía dejar en custodia a su hija Damaris y así a que formara parte de las criaturas mágicas que habitaban el castillo.
El maestro, índico al Elfo azul que se llevara a la niña a sus aposentos, mientras tanto el mago tomo del hombro al guerrero y caminando, le pregunto a donde se dirigiría. Adalberto, respondió: ¡Todavía no lo sé mi señor, pero hay muchos lugares donde pueda prestar mis servicios! El maestro mantuvo silencio, por unos minutos y escrutando al soldado... ¡Adalberto, estoy a punto iniciar una gran gesta con los Iluminados y durante mucho tiempo estaré ausente, necesito gente de confianza y soldados avezados en las armas, para ayudar a mi lugarteniente en mi ausencia! Te puedes quedar, el tiempo que quieras... Adalberto no salía de su asombro, el legendario guardián lo invitaba a formar parte del castillo, en respetuosa inclinación el soldado acepto y con palabras sentidas: ¡Maestro jamás lo voy a defraudar! Adalberto, exultante se dirigía al interior del castillo, el maestro pensativo: Parece un buen hombre, estoy seguro haber hecho bien...
De hecho el guardián rara vez se equivocaba, en la lectura de un buen hombre y ni que decir de uno malo.

TIERRA DE OSOS


La soledad y la tristeza la acompañaron durante mucho tiempo, el temor al día a día, el futuro la preocupaba, ver el mañana con optimismo se tornaba mas una obligación que una esperanza, la vida la había golpeado duramente, el tiempo lo curaría todo, aun así, dentro suyo albergaba a un ser mítico, la extensión de su sueño, su razón de ser, su hijo, su mas preciado tesoro... Dentro suyo, pedía a gritos su ingreso al mundo, inquieto vivaz, con mucha fuerza y muy veloz, tal cual seria la vida futura del duende, el hijo de la aldeana, nacería en pleno bosque; sola, rodeada de bestias y animales salvajes, varios depredadores se disputaban el botín...
Glenda, nacida en un pequeño valle fértil y conocida por su simpatía entre los aldeanos de Onz, quien fuera engañada por un espíritu del bosque travieso y le sustrajera su virtud; quedo así al poco tiempo a la espera de un niño, mitad humano, mitad duende de los bosques. Abrazo firmemente al recién nacido, no tuvo miedo, lucharía hasta el fin nada le ocurriría a su hijo, se irguió muy dolorida, pero su decisión marcaría el futuro de su pequeño Pixis el duende de los bosques.
Decenas de hienas luchaban contra los depredadores, el resto de las fieras huyeron espantadas. Glenda perdió el conocimiento, cuando despertó observo a su hijo acompañado, de varias hienas las cuales cuidaban de él, fieles centinelas esperando que se restablezca la madre, lo arrastraron hasta que Glenda, pudiera cómodamente darle su primer alimento al recién nacido. Se sintió muy feliz, la vida le marcaba otro camino, en sus brazos amamantaba a su bebe, nació Pixis Piuquen, el del corazón de hiena. el duende del bosque, mitad duende, mitad hombre.
Paso el tiempo y Pixis, el pequeño duende crecía velozmente, rodeado por las criaturas del bosque y malcriado por las hienas que sonreían cuando jugaban con el, bajo la atenta mirada de su madre, mucha energía y tanta vitalidad, tendrá que canalizarla.
A sus oídos le llego, que a varios días de allí existía un lugar mágico, en donde enseñaban el arte de la guerra y de los libros, y decidió llevar a su hijo hasta el castillo, considero con mucha sabiduría, que seria lo mejor para Pixis, ya que no solo era un niño, sino también un duende, al amanecer inicio el camino a ese misterioso lugar.
Largo y peligroso fue este, ya se encontraba a poco de llegar, cuando fue asediada, por fieros Orkos, estos seres maléficos, se especializan en mujeres solitarias. Glenda, sintió mucho temor por su hijo, mucho más estando tan cerca del destino, ella no era una guerrera, simplemente una buena madre. La custodia de hienas fueron derrotadas rápidamente por los orcos, que con sus garrotes de agudas puntas eliminaban fácilmente a las sonrientes y acobardadas hienas... Rodeada por completo, a merced de los asesinos, ya el final era cuestión de minutos... Pero el destino quiso otra cosa, para el joven Pixis y la dulce Glenda; un grupo de hombres osos irrumpieron y salvaron la vida de Glenda y el pequeño Pixis. Los hombres osos vencieron rápidamente a los Orcos; que los pocos que sobrevivieron fueron con sendas heridas a sus guaridas. El líder del grupo Everardo, hombre justo y de buen humor, acompaño a nuestros amigos hasta la puerta del castillo. Los despidió deseándoles la mejor de las suertes; la joven mujer lo despidió con sendos besos en la mejilla y agradeciéndole por todo. Dos días más tarde, el guardián aceptaba el ingreso de Pixis al recinto mágico a partir de ese momento su nombre de guerra seria el de la Hiena...
Glenda, se retiro satisfecha, su hijo tendría un futuro y ella vería que seria de su vida, aspiro fuertemente el aire diáfano y emprendió lentamente el regreso a casa, diviso una figura conocida que la estaba esperando Everardo, el hombre oso, ella sonrió sonrojada con su inocencia característica, la tomo de la mano y juntos se internaron en el mágico bosque de Onz.
POR SEGUIR LA SAGA DE LOS ILUMINADOS, ES POCO LOS QUE PUEDO CONTARLES SOBRE ELLOS... SEGÚN SÉ, EN ESTOS DIAS ESTAN JUNTOS Y MUY FELICES, Y PARECE SER, QUE ESPERAN UN NUEVO MIEMBRO EN LA FAMILA...

LEYLAH LA PRINCESA DE LA OSCURIDAD


De padres humanos, originarios de tierras secas y frías del noroeste, de vida sencilla como cualquier otra familia, hasta que la mujer le comunica a su compañero que esta embarazada. Sin saber, esta venturosa pareja su vida cambiaria completamente y que la llegada de este nuevo ser marcaría un antes y un después en sus vidas... El embarazo fue normal, pero al avanzar el desarrollo de este, notaba que su bebe al moverse dentro de su vientre experimentaba una conducta, a saber: durante el día no registraba ningún movimiento, en cambio al acercarse el atardecer y más hacia la noche, la criatura se sacudía fuertemente. Al asesorarse con el hechicero de la comarca, este le confirmaba que todo marchaba según las estrellas.
Cierta noche de lluvia, acompañada por su consorte, después de una celebración familiar, se trasladaban hacia su hogar. El camino se tornaba lúgubre y oscuro; mucho más sabiendo que obligadamente deberían pasar por una calle lateral del cementerio de la región... Roxana, sentía que en cualquier momento daría a luz su tan esperado retoño; ansiaba llegar cuanto antes a su casa realmente, tenía mucho temor y el dolor se intensificaba...
La oscuridad reinante la intranquilizaba aun más, cuando observo que la luna, ya retiraba su tenue luz del camino. Sonidos lúgubres y gritos de ultratumba provenían del campo santo, se aferró a su pareja para darse fuerzas. Notaba que su retoño, ya quería nacer. Ella no quería bajo ningún punto de vista que su niño naciera en ese espantoso lugar... Rara era la sensación mientras ellos temblaban de miedo; la que estaba por nacer parecía ansiosa por sumarse al inframundo... A pesar de los deseos de su madre, sintió que rompía bolsa, el parto era inevitable, su compañero venciendo todos los temores procedería a ayudar a su encantadora dama. La recostó contra el grueso muro del cementerio, y le coloco su abrigo como cojin detrás de la nuca, para que estuviera lo mas cómoda posible. En ese preciso momento notaron un golpeteo de cascos de varios caballos; los mismos conducían un carruaje negro, más oscuro que la noche misma, el carruaje no era manejado por nadie, pero en la parte de atrás divisaron perfectamente a la ocupante, al bajar se notaba su andar soberano, alta, majestuosa, pálida, una capa de color púrpura abrazaba sus hombros hasta los pies y de estos parecía correr sangre, el resto de sus ropajes eran de color negro y violeta con encajes. Portaba una daga a la cintura y un cetro esplendoroso adornado de gemas preciosa. Realmente era bellísima e impactante y su actitud para nada hostil; al contrario parecía dispuesta a colaborar... El miedo tomaba de la mano a nuestra pareja, hasta que la Señora de La noche, Dueña de los Siete Señores de las profundidades del fuego, les dirigió la palabra: “ Nada debéis temer, y tampoco creer que esto es casualidad, tu hija también será la mía, tu serás la madre como corresponde ” “ Para mí será la Princesa de las Tinieblas, la luz del sol no será de su agrado, la noche mas oscura será su preferida, aborrecerá los juegos triviales, y su parque de juegos será el cementerio. Va a ser una niña diferente, muy dulce y aunque suene contradictorio será una luz en nuestras negras y oscuras existencias. Alumbrara vuestras vidas y las de muchos otros, su cabello azabache será signo de vida, será largo y del color de las alas del cuervo, será valiente y buena hija, su vida no va a ser común, formara parte de un Grupo de Iluminados, obtendrá por si misma una de las doce llaves, el guardián, espera ansioso, aun sin saberlo el nacimiento de vuestra hija; mas no te puedo decir, serás feliz… Yo también lo seré, y seguramente las criaturas de la noche festejaran el nacimiento de su soberana Princesa de la Oscuridad, Leylah.

La llovizna se acentuó aun mas, la luna llena se asomo, el llanto de la recién nacida se escucho. La señora de la noche, la observo y con gran sonrisa miro a Roxana, subió al carruaje y se sumergió en el horizonte rumbo a las encrucijadas de la noche. Nació la preferida de la noche, los seres oscuros esta noche estarían de fiesta, su princesa, ya se había sentado en el trono...